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Guanacaste: la verdadera historia de la anexión

Guanacaste y Costa Rica  están de fiesta recordando uno de los hechos más connotados de la historia de nuestro país.

La historia como la disciplina académica que custodia el arca del pasado, rebusca en el mismo y nos da luces para entender nuestro presente y poder replantear nuestro futuro.

Debemos pensar en esa historia no como la letra escrita en un papel sino como la vivencia de mujeres y hombres valientes curtidos bajo el sol de la bajura, que con sus actos y vidas, construyeron el ser guanacasteco, del cual tan orgullosos nos sentimos hoy.

La celebración de la Anexión del Partido Nicoya recibió un fuerte impulso estatal a partir de la década de 1940.

En parte esto respondió a dos elementos claves: primero el reclamo de esta región que se concebía como marginada ante sus hermanas provinciales y en segundo lugar el reconocimiento de sectores claves de la economía costarricense que eran de raíces guanacastecas.

Desde el Estado se dio un impulso a la celebración, que ya había sido decretada Fiesta Escolar Nacional, desde 1938, pero fue hasta 1949 que el Ministerio de Educación la incluyó como celebración dentro del calendario escolar nacional (Alfaro, 2014).

ATENCIÓN GUANACASTE

Debemos recordar que no hay un único ser guanacasteco, como tampoco hay una única provincia de Guanacaste. En esta tierra hay un mosaico de colores, sangres, tradiciones y sabores que se fue forjando al pasar de los años, hasta llegar a nuestros días.

Acá en esta tierra bendita convergen sangres y costumbres de los sobrevivientes de los pueblos originarios que no fueron arrancados para trabajar en Panamá de cargadores, o de esclavos en las minas suramericanas.

Guanacaste y sus 3 etnias

En el Guanacaste de hoy se esconden las etnias de grupos indígenas desplazados y movilizados a las cofradías de Nicoya y Santa Cruz para pagar sus tributos en especias y colaborar en las haciendas ganaderas de los propietarios vallecentralinos.

Luego al mermar fuertemente la población indígena por la sobre explotación, el maltrato y el desplazamiento forzado, vimos llegar los esclavos negros, censados como mulatos para trabajar en las haciendas.

Así el Guanacaste de antaño es una mezcla de las sangres europeas, las indígenas y la afrodescendiente. Pero con ellos también llegaron sus mitos, sus tradiciones, músicas, gustos y comidas.

No podemos dejar de recordar además que este territorio aunque independiente políticamente, tenía fuertes nexos con Nicaragua, ya muchos de los grandes hacendados igualmente eran de Rivas o Granada y el comercio de ganado era también hacia esa región.

Para 1824, cuando sucede la Incorporación del Partido de Nicoya, aun no existía un único territorio guanacasteco; pero si podemos señalar tres identidades bien definidas con los poblados de Nicoya, Santa Cruz y Guanacaste (actual Liberia) como cabeceras.

Los actos y decisiones de estas unidades político administrativas independientes van a tener gran repercusión sobre la historia patria. Si bien no fue una decisión unísona ya que habían diversos intereses locales en pugna, rápidamente los grupos de poder local tanto de Nicoya y Santa Cruz, como Liberia convergieron en consolidar lazos y de forma definitiva con Costa Rica.

Si bien estos territorios eran unidades político administrativas independientes, en el nuevo escenario era importante formar parte de una nación y por ello había mucho que poner en la balanza.

La Incorporación permitió en 1924 agregar las poblaciones de Nicoya y Santa Cruz al Estado de Costa Rica y fue hasta la firma del Tratado Cañas-Jerez, en 1858, que se estableció formal y definitivamente los límites entre las repúblicas de Nicaragua y Costa Rica y por tanto a su vez se consolidó en forma irreversible la pertenencia del antiguo Partido de Nicoya a Costa Rica.

Pero esta unión no fue un hecho antojadizo. Para empezar la había fuertes redes comerciales con Esparza y Puntarenas tanto de mercancías como ganado.

Había toda una red de cabotaje desde la península hacia Puntarenas para la comercialización de productos diversos; muchas de las haciendas ganaderas eran ya propiedad de personas de Cartago y San José.

Sin dejar de lado la situación política de Nicaragua, como ya se sabe debido a la pugna por el poder entre liberales y conservadores.

Cuando el 25 de Julio de 1824 se dio es proclama “De la Patria por nuestra voluntad” no solo se agregó un territorio a nuestra patria grande; también se incorporó un nuevo corazón.

Siempre hemos resaltado y dado a conocer de nuestra provincia, toda su cultura, su folclore, sus tradiciones, sus leyendas, sus historias, sus ecosistemas. Hemos dado a conocer las particularidades de cada pueblo que nos hace diferentes y a la vez nos enriquece.

Eso nos ha permitido el acercamiento entre cantones, el reconocer que no hay una única identidad guanacasteca, que no es lo mismo ser tilaranense, nicoyano, santacruceño, hojancheño, liberiano, bagaceño, nandayureño, cañero, abangareño, de La Cruz o Carrillo; pero que a pesar de esto el pecho se nos llena de orgullo cuando decimos “Cédula 5 papá” pues somos guanacastecos de pura cepa.

Guanacaste, una de las tres cenicientas del país, cuna del folclor, de la tradición popular y hasta la masculinidad costarricense.

Una provincia que con el devenir de los años solo se le recuerda brevemente cada 25 de julio y luego sigue siendo víctima de un modelo de desarrollo desigual, de un proyecto país que sigue enfocado al Valle Central y las elites dominantes que solo ven la posibilidad de grandes inversiones más allá de la cuestión social de sus habitantes.

Guanacaste una provincia que es un lugar para vacacionar en semana santa y fin de año, tal como se hacía en antaño, solo que ahora dejan nuestras playas llenas de basura por ser casi migraciones masivas, miles de costarricenses que vienen a dejar su dinero en manos de grandes cadenas hoteleras.

Guanacaste bendito

Guanacaste un lugar paradisiaco de hermosas playas que sigue desplazando a los vecinos para dar paso a proyectos inmobiliarios y cadenas hoteleras, donde ya el guanacasteco no es bien recibido, donde nuestros hijos e hijas solo son empelados para mantener jardines, lavar los platos y tender las camas.

Guanacaste

Guanacaste una tierra bendita donde las oportunidades se hacen cada vez más difíciles ya que el apoyo estatal llega a cuenta gotas, la educación y la salud presentan grandes deficiencias con respecto al Valle Central.

Guanacaste una provincia con graves problemas de concentración de tierra en pocas manos, donde cientos viven en un pequeño espacio como los precarios Martina Bustos o La Marimba, mientras a unos muy pocos la mirada se les pierde en horizonte sin ver el confín de sus haciendas.

Guanacaste una provincia que aporta cultura, biodiversidad y energía al desarrollo nacional, donde estamos de puertas abiertas para recibir a quien nos visita, donde siempre hay un fogón encendido y una tortilla palmeada, un buen jarro de café o de agua dulce, para un alegre despertar con el canto de los gallos que nos anuncian el nuevo día.

Guanacaste una provincia donde nunca falta un “güipipía” entre el sudor y la faena diaria de hombres valientes de piel cobriza curtidos al sol en su labranza de la tierra o al galope de sus caballos entre toros bravíos.

Hombre y mujeres valientes, viejos centenarios que son la memoria viva de un pueblo cambiante forjado con pinolillo, rosquillas, vino de coyol, tortilla y cuajada.

Guanacaste una provincia donde las mujeres saben que el canto del gallo es la señal de levantarse a preparar el desayuno de sus esposos e hijos, donde se empieza muy temprano y se termina muy tarde esa labor pocas veces reconocida, de mujeres que pasan su vida en silencio pero que son el bastión de miles de hogares, de saberes milenarios y recetas de mil sabores.

Guanacaste un lugar anclado en el tiempo que se debate entre lo viejo y lo nuevo, donde la tradición no muere y se pasa de padres a hijos ese legado que a veces parecer perder terreno ante la modernidad de nuevos tiempos.

Guanacaste una provincia que buscar formar nuevas masculinidades, lejos de los estereotipos machistas del hombre violento, borracho y mujeriego.

Donde se educa a los hijos para mantener sus tradiciones, pero si reforzar antivalores. Donde se enseña que la sangre chorotega corre por nuestras venas de hombres y mujeres bravíos para enfrentar los retos de los tiempos con sano juicio y entendimiento.

Pues hoy orgullosamente celebremos ese ser guanacasteco, brindemos por que nos espere un mejor devenir, donde los retos que enfrentamos nos enseñen a ser más humanos, más humildes, más valientes.

Donde no debemos sentirnos menos porque somos de “allá pentro” y donde sabemos que cuando los cobija la sombra de un gran Guanacaste no es para sentirnos menos pues somos lo que muchos solo imaginan en sus sueños.

Felices fiestas hermanas y hermanos guanacastecos, que viva Costa Rica.

Escrito por Manu Zúñiga, Educador e Historiador

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