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Península de Santa Elena: El tesoro escondido de Guanacaste que pocos conocen

La Península de Santa Elena, ubicada en el extremo noroeste de Guanacaste, es uno de los tesoros geológicos más valiosos de Costa Rica.

Este rincón del país guarda rocas formadas hace millones de años, capaces de revelar cómo se inició la historia geológica de nuestra nación.

Un viaje al centro de la Tierra en Guanacaste

Lo que hace única a Santa Elena es que está formada por rocas provenientes del manto terrestre, a profundidades de hasta 50 kilómetros.

Estas rocas, llamadas peridotitas, son las más antiguas de Costa Rica y llegaron a la superficie debido a los intensos movimientos tectónicos que dieron forma a nuestro territorio.

El poder de las rocas ígneas

Las peridotitas forman parte de las rocas ígneas, creadas a partir del enfriamiento del magma. Este proceso puede ocurrir tras erupciones volcánicas en la superficie o en las profundidades del planeta, donde la presión y el calor moldean nuevos materiales.

Península Santa Elena en Guanacaste

Huellas de antiguos mares en Santa Elena

La península también guarda rocas sedimentarias, producto de la acumulación de arcilla, arena, barro y fragmentos de otras piedras.

Estas capas, hoy inclinadas por la fuerza de las placas tectónicas, son como páginas abiertas de un libro que cuenta la historia de mares y ambientes antiguos.

Un laboratorio natural único en Costa Rica

Por su riqueza geológica, Santa Elena es considerada un laboratorio natural al aire libre. Allí, investigadores nacionales e internacionales estudian cómo se formaron los continentes y volcanes, así como los procesos que transformaron a Costa Rica en un país tan diverso en su paisaje natural.


Información: Percy Denyer Chavarría
Fuente: Costa Rica Salvaje – La página de los volcanes de Costa Rica


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